viernes, 27 de julio de 2012

Curriculum Vitae

Yo sí temo a las mareas.
Temo tantas cosas que casi sólo temo tener miedo,
dejar ver al hombrecillo
que se oculta, tembloroso, tras la cortina.
Ese que maneja los hilos.
Será otro, yo no manejo los hilos
ni las barcas.
Las horas son a veces aceite,
pringosas y separatistas horas
que lo fríen todo.
Las cosas que digo raramente las pienso,
bajo presión mucho menos,
bajo presión apenas noto mi corazón
saliendo del bolsillo de mi camisa
queriendo irse de paseo por otros sitios
donde no me conozca.
Que mi corazón quiera escapar de mi,
no de lo que siento,
del tonto de su dueño que no sabe
dar un raquetazo a derechas.
Las cosas que hago raramente merecen la pena.
Pocas veces entiendo la vida,
menos aún a ese grupo de gente
(esos que pasean
como si supieran andar desde antes de nacer,
como si no les costase):
el resto del mundo.
Cómo voy a entender algo si me vuelvo loco
con tantas letras, con esa voz,
con esa forma de llamar a la puerta
que dice "Holabuenas. ¿me abres?"
y quiere decir "Buenos noches. me quedo".
Será que es mejor a veces
que las mareas asusten
y que los perros ladren
y que Paul se quede en casa
hecho una albóndiga, bajo las mantas.
Pero qué sabré yo, que sólo valgo para mantenerme a flote.
Qué sabré yo de pedir perdón
sin vender mi alma,
de las piedras volcánicas,
de los ojos abiertos y los brazos en cruz.
Qué sabré de la vida,generalizando,
de la maldita vida.