martes, 25 de septiembre de 2007

Queridos Paul y Doctor Strangelove:

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Acabo de ver un trozo de una película en la que salía, porque decir “actuaba” me parece demasiado, la hermana mayor y fea de Demi Moore. El film es del año 1999 y no sé cómo se llamará la hermana, porque en el periódico aparecía el nombre de Demi. Debe tratarse de un error. También en el periódico he leído que ha fallado la vacuna para el virus de SIDA sobre la que había puestas tantas esperanzas. Supongo que hoy Nureyev no bailará en el cielo. Y es que hay enfermedades muy raras. No hablo de la de Demi, porque parece sentarle bien, aunque habría que mirar por debajo de su piel para ver qué tal luce. Hablo de la de Nureyev, o de la pedofilia que se puede ver en el cerebro, hablo también de esa enfermedad que, hoy de nuevo, está de moda en periódicos y revistas, está de moda en pasarelas y anuncios, la enfermedad de Isabella Caro. Esta moda deja impresas imágenes impactantes en nuestra memoria, imágenes que vemos una y otra vez, aunque en el fondo las repudiemos.

Lo que no está tan claro es el efecto que la moda de hoy, esas fotos, esa campaña publicitaria, ¡todo es publicidad, señores!, puede tener sobre los propios enfermos. Esos enfermos que escriben en foros trucos para disimular su enfermedad, tácticas para debilitarse, estrategias para que la enfermedad les invada más. Enfermos que están enfermos, que toman como modelo a seguir a la maniquí más escuálida. No está tan claro el efecto que tendrá en los familiares de los enfermos que tienen que ver esos cuerpos arrollados a diario, sin poder hacer nada para frenar la devastación, y ahora contemplar otro más, pero esta vez en un catálogo de una revista de moda.

No os voy a mandar las fotos, amigos, si no las habéis visto todavía mejor para vosotros, pero os digo que si queréis conocer a la “protagonista” de muchos artículos de hoy visitéis
http://isabellecomedienne.vox.com/ su página web. Cuesta imaginársela con seis kilos menos, me alegro de que los haya engordado, seguro que está más guapa así y que conseguirá curarse.

P. D.: Sigo sin poner en orden mis cuentas, no consigo ahorrar, por muchos billetes de 50€ que me den para ir al tocador. Y para eso ¿hay cura doctor?. Oigo la berrea de los ciervos desde mi casa, ¿en qué se está convirtiendo Nueva York?.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Paul! creo que alguien, un periodista de "el diario de Patricia" por lo menos me ha suplantado... nos ha hackeado el frogui...
¡Haz algo y así estrenas título!

Paul Varjak dijo...

Ni quiero estrenar título ni quiero hacer nada, hay que escuchar a todos, aunque a algunos mamones fascistas no les guste escuchar algunas cosas, y yo hoy llevo bigote. Está todo dicho.

Además, siempre me ha gustado la palabra maniquí para las modelos, creo que define exactamente su función vital, siesque hasta los franceses tienen buenas ideas.

Frederic Fronkonstein dijo...

Queridos Holly y Paul, la consulta está hasta los topes, hoy en día hay mucho enfermo y no tengo mucho tiempo para leer vuestras palabras, lo siento mucho. Estoy de acuerdo con Paul, en lo que respecta a las maniquies, en eso las han convertido por suerte o por desgracia.
Y Holly, tu enfermedad tiene cura, pero no te la puedo decir porque no la conozco, yo tengo la misma enfermedad y a duras penas llego a fin de mes con esta dolencia, si consigo encontrar la cura te la transmitiré y te extenderé la receta.

Os quiero amigos

Anónimo dijo...

PAUL SE HA LICENCIADO !!!!!!!

Ya es redactor de necrológicas con título !

Paul tu eufemismo es "desarmante"

Me ha gustado verte a media mañana en una terraza del cielo de madrid parecías tan alto y seguro como Loquillo

Paul a tu amigo el del maletín del financiero le han dado el jueves libre para que podáis ir a Montparnasse y perderos entre las jarras de Le Select, Chez Maurice y el Dingo

¿Os imagináis hacerle la declaración de la renta a Lord Byron? Me voy a poner con ello ahora

Echo de menos las mañanas libres que anuncian tantas cosas.

Paul Varjak dijo...

maestro!!!

jueves libre? venta ya para acá, al despacho del señor don ingeniero licenciado y empezamos el día de verdad.

Loquillo también se viene, volando desde la terraza. Yo preferiría hacerle la renta a Rimbaud, que debe muchas noches en boca de otras que aún no existen.

Ala, aquí te espero.

Yo quiero tener la hostia de dinero, yo quiero tener el maletín del financiero.

Holly Golightly dijo...

... yo le haría la declaración de la renta a Ernesto. A Dorian no, que no acabaríamos nunca y terminaría convertida en una pincelada más, seguramente.

Hoy es día de fiesta en Tiffany's, Paul, esperadme despiertos que yo también quiero ir a saludar a Loquillo. La última vez que lo ví, estaba caminando por Plaza de España (bueno, estábamos caminando los dos por Plaza de España) y con las prisas no le dije nada.

Estoy rebosante de amor, os quiero, sobre todo al anónimo. ;)


[He pagado 4,37€ por un cepillo de dientes. ¿Qué está pasando?]