Todos los Actos.

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I.

Hemos escapado ya.
De la tormenta, nos queda el refugio
de mis miedos y tus deseos.
Tu deseo.

Has traído la oscuridad
para que pueda ver tus luces.
Y me soplas las entrañas y apagas,
una a una, todas mis velas.

He viajado en vientos de abismo.
Esta estación, tuya y mía, nos anuncia
que el tren ya salió, que, aunque llores,
nuestras sábanas están frías.

Hemos transitado los parques del hastío,
nos hemos columpiado en olvido,
y hemos castigado nuestros cuerpos
con otras manos, con otros templos.


II.

Sin nada que decirnos, amanecemos por el calor.
Te encuentro buscando una excusa, una razón,
sin saber que tu respuesta está sentada enfrente,
mirando tu horizonte.

Ya he dejado de buscar y no encontrar.
Quiero empezar a amar las horas
que se le van al día
y las noches que encierran tus párpados.

Porque me cambias los días de color,
y los colores de día.
Porque me corres por las venas
y te bombeo para seguir viviendo.