miércoles, 2 de abril de 2008

Girasoles

Cada vez que te mentí.
Todas las que tú también
me dijiste que esperabas hasta entrar
por la puerta para hacer
lo que nunca te atreviste a digerir.
Una y mil veces te encontraba en la pared,
rastreando cualquier signo de tensión
que aclarase las verdades que
no sabía responder.
Tantas personas en un sólo corazón,
tantos complejos en mi misma ansiedad.
Si no lo sabes no te lo voy a decir,
pues yo tampoco quiero...
...tan poco quiero,
y tú sin respirar
sobre mi cuello.
El color que te tiñó
de jardines el placer
de quererlo todo sin pensar
ya no me hace
ser un poco más feliz,
ni tan siquiera un poco.
Maratones de dolor
que no consigo ganar,
ya ni eso me da ganas de fingir
que todavía tienes algo
que me haga abandonar las madrugadas.

2 comentarios:

Holly Golightly dijo...

La ansiedad es nuestro gimnasio interior. Las mentiras son nuestro alimento interior.

Te lo repito: a mí nunca me han quedado seis para septiembre.

Ala.

Paul Varjak dijo...

Esque el profesor me tenía manía, que lo sepas.