Lo tomo prestado.
"Te escribimos para decirte cuánto te echamos en falta y cómo ha cambiado la vida desde que nos has dejado. Aún no nos hemos repuesto de lo sucedido, y nos duele que no nos dijeras adiós.
A veces nos sentimos resentidos contigo por el inmenso dolor que nos has causado. A veces nos sentimos enojados con nosotros mismos por no haber sabido prevenir la tragedia.
Lamentablemente no hemos podido escoger en tu lugar, porque, si esto hubiera sido posible, tú estarías aún entre nosotros.
Pensamos siempre en ti, aun cuando los recuerdos nos entristecen.
Sin embargo no hemos renunciado a vivir y a tener esperanza, a pesar de la amargura.
Tal vez nos habrás visto un poco más sonrientes: nuestro deseo es que tu hayas encontrado la paz que buscabas.
En nuestra plegaria pedimos poder abrazarte de nuevo al final de nuestros días.
Con todo nuestro cariño:
Tu familia".
(Carta a un ser querido después de un suicidio. Arnaldo Pangrazzi)
A veces nos sentimos resentidos contigo por el inmenso dolor que nos has causado. A veces nos sentimos enojados con nosotros mismos por no haber sabido prevenir la tragedia.
Lamentablemente no hemos podido escoger en tu lugar, porque, si esto hubiera sido posible, tú estarías aún entre nosotros.
Pensamos siempre en ti, aun cuando los recuerdos nos entristecen.
Sin embargo no hemos renunciado a vivir y a tener esperanza, a pesar de la amargura.
Tal vez nos habrás visto un poco más sonrientes: nuestro deseo es que tu hayas encontrado la paz que buscabas.
En nuestra plegaria pedimos poder abrazarte de nuevo al final de nuestros días.
Con todo nuestro cariño:
Tu familia".
(Carta a un ser querido después de un suicidio. Arnaldo Pangrazzi)
Paul, no hay manera, no puedo escribir... ni siquiera me gusta lo que he puesto, pero se parece algo a esto que siento...
4 comentarios:
Quizás no sea recomendable recomendar un libro al estilo, pero si caes en la tentación, échale un ojo a "amarillo" de Félix Romeo.
Besos desde Talca
Ella me maltrata mal.
No la alcanzo, o soy yo
quien corre demasiado al sur.
Ahora estoy en el café del que ella
un día prometió explicarme.
Venderé todos mis muebles cuando se vaya.
En esos muebles escribí estos poemas
Anónimo, hay que quemar los muebles. Eso es así.
Quemar las naves, pero salvad la poesía...
Un bacio y muchos ánimos a los dos
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