jueves, 30 de octubre de 2008

Otro día...


Alguien apesta a tabaco, alguien -una mujer, espero- se ha pasado con la colonia esta mañana, o este mediodía. La mezcla es insoportable, y el hilo musical de las orejas de esa peliteñida -¡y a mucha honra!- también. Ella alguna vez fue guapa, pero ahora está ya cansada. Ella no levanta la cabeza de su libro de Joaquín Leguina, ni siquiera sabe que estoy escribiendo sobre ella, ni siquiera me ve. Y él, con su guitarra a cuestas -la funda blandita- es el hombre más atractivo que he visto en mucho tiempo. Parece eslavo, es guapo. Su cara tiene las arrugas justas, los ojos dicen que no puede ser malo y sus manos... son preciosas. Si su suerte no hubiera sido su sino sería más deseado que Clooney -no me gusta ese señor-. Alguien me dobla los planos, se nota que estamos llegando. Qué estúpida manía tienen los trenes de parar un ratito antes,de llegar a la estación como para hacernos la boca agua: "tened paciencia, estais parados, estais en mis manos; llegaréis pero... cuando yo quiera". Y al final, siempre alguien empuja, ¡pero si es el final del trayecto! vamos a salir todos, pero siempre hay alguien que quiere llegar antes, llegar más lejos.

Pienso que si le hago un corte de manga a la cámara quizás venga alguien a pegarme una paliza. De momento, me han pillado escribiendo en este cuadernito. ¿Por qué no se da cuenta de que, con la música tan alta, nadie le oye a él?. Bonitos vestidos, quiero ir a comprarme falditas. Quiero enseñar las piernas ¡joder! -me da igual que sean bonitas o feas- que para eso están vivas, no como las tuyas. Ya casi llego. La puerta pesa demasiado, no tiene abrefácil -¡mentirosos!- quiero puertas-brick.

Nadie fotografía nada, nadie pierde su tiempo, nadie escucha la desesperación, nadie quiere escucharla. Nadie llegó a tiempo. Tomando el sol en escalones, no estuve nunca allí, no estuve para ti. ¿Lo sabías?, ¿desde cuándo lo sabías?. Sólo había soledad y una cuerda.

A ver si escribo más rápido, que estoy siendo víctima del efecto invernadero de mi coche. La carretera me espera. ¡Feliz camino de regreso a casa!. Echando carreras con el autobús, gana él. ¿Quién lleva gafas oscuras cuando no hace sol?. El capullo ése me las ha copiado, ¡será mamón!. Otro día sin ti.

Estoy triste sin remedio.

Z
Z
[Paul, he aprendido a programar entradas, y no, no hablo de arquitectura.]

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo natural es que salga mal, la entropía