sábado, 12 de septiembre de 2009

Kansas City

Me siento
como un peregrino
que a la altura de Kansas City
ya ha perdido la fe.

Empapelé de tus sonrisas,
de tus besos,
de lo feliz que me haces,
de las pizzas en el horno de tu casa
y de lo que me calientas con sólo estar cerca,
el pasillo de mi casa.
Eran post-its lo que me dabas
y se van cayendo
ahora que llega el otoño,
ahora que soplas cada vez
que abro las ventanas,
ahora que soplas cada vez
que estás dentro,
ahora que, como siempre,
estás siempre dentro.

Y podría decir que no me noto el pulso
-como si ya no tuviera sangre-
que no sé si reír o llorar,
que la mayoría del tiempo me digo
que todo va a salir bien
y casi nunca me lo creo.
Que "te echo de menos"
no significa nada
comparado con lo que me faltas.

Que quiero tus manos, tus dedos.
Que me acaricien todo el cuerpo,
que se ensañen con algunas partes.
Que me beses mucho,
que me beses siempre,
que me beses todo.
Y no te das cuenta
de que tus brazos
tienen que echarme de menos,
que me siento mejor en ellos.
Que te debe doler mi piel
que ya no besas,
tu lengua perdida
sin recorrer mi orografía.
Que mis muslos
me gritan tu nombre,
quieren tenerte dentro,
envolver tu cuerpo.

Mis dedos
dibujan tus rizos
en el aire,
pero ellos se van siempre
a otra parte.

1 comentario:

Paul Varjak dijo...

Holly, diablos, ya es otoño y esta mañana tenía frío. ¿Qué está ocurriendo?

Creo que dentro de poco viene Willie por aquí, ¿no es así?. Habrá que verle aunque sólo sea para recriminarle según qué cosas.

Un beso. Como en cinco días estrenan la nueva temporada de Big Bang Theory.