martes, 10 de noviembre de 2009

... ¡sólo tú encuentras leña!

Amigo mío,
se me hiela la mano
cada vez que la saco del bolsillo
para tocarte el brazo
y decirte
que te necesito.
Parece que hay alguien
que sopla tus costados
con aliento frío.
Y no habitas los lugares
en los que naciste,
y me miras con ojos diferentes.

Mientras, me invade la pena
y tú no ríes de la misma manera
que antes,
cuando éramos libres,
cuando el tiempo no parecía robado,
cuando sabía que me querías
simplemente porque era.

En algunos de mis mejores días
sólo estábais tú
y tus zapatillas.
Y en muchos de mis peores.
Y eso era suficiente,
con eso bastaba,
y eso era más de lo que nunca sabrás.

Dicen que el invierno no ha llegado aun.
Mienten.

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