lunes, 18 de enero de 2010

Andén 78

Llego a la estación, hay mucha gente. Cojo un planfleto de horarios, hay mil y una líneas detalladas y no encuentro la mía. Sé cuál es mi destino, sé a dónde quiero ir pero si tan sólo pudiera encontrar el andén. Un ordenador con voz de chica no para de hablar por megafonía. Y yo no entiendo nada. Sé que mi tren es de los de una vez en la vida, pero si sólo pudiera encontrarlo... Me tranquilizo, -"me esperará", pienso. Escucha o lee, niña, pero no te preocupes de las maletas, allí donde vas hay de todo y no necesitarás mucho, ¡pero date prisa!. -"¡Es cierto, mierda, no me va a esperar!". Ni siquiera tengo el billete, ¡el billete!, eso es, cuando lo compre me dirán en qué andén está y a qué hora sale, si es que no ha salido ya... Pero ¿y toda esa gente, también quiere billetes?... -"No me va a dar tiempo". Bueno, busca en el librito, seguro que, con calma, lo encontrarás... -"cómo voy a subirme sin billete, ¿y si me echan en mitad del camino?, cómo voy a ir sin equipaje, ¿y si cuando llego no hay nada?". Por Dios, niña, encuéntralo, está aquí mismo, en esta estación, cógelo, sube... y disfruta.

Sí, la verdad es que siempre me ha encantado viajar en tren. ¿Se habrá ido ya?.


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