viernes, 22 de junio de 2012

Mi Vietnam

El agua de cada palabra
se derrama por la comisura de los tiempos que nos faltan
por vivir
en cada silencio que nos damos a brazos abiertos
sin sentir
el calor de los rayos de todos los bailes de pasos callados
en el sol
de cada mañana.

Nunca sé los dientes que tengo
nunca veo los bares cerrados
jamás olvidaré tus principios
que son los finales que empiezo.

El color de esas cortinas
se desliza hacia el centro del suelo
donde buscan cobijo las patas
de los nombres que no nos ponemos.

Empezar
a estar de mi lado es más fácil a puerta cerrada
ocultando
los ríos de fiebre que me causan estos aleteos
de serrín.
Como mi cerebro.

2 comentarios:

Holly Golightly dijo...

Aquí una Holly que quiere llorar, pero no sabe si de alegría o de pena, si de felicidad o de no saber... serrín para no escurrirse, los cerebros para discurrir... ya lo sabes, es uno de mis chistes favoritos...!!

Paul Varjak dijo...

Ahora entiendo por qué ayer llovió tanto en Madrid.. Todo se explica. Holly, como nos pongamos a llorar secamos el mar. Este finde me voy fuera, a ver si me repongo. Buscaré a ver si me venden mercromina ingerible.