miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ocho y medio

No quiero volver a verte desaparecer,
ni que tenga tu puerta 
la última palabra,
ni que el sol nocturno me ciegue
cuando tenga que cerrar los ojos sin ti.
No quiero que sepas que guardo miradas
furtivas en la nevera
para poder seguir vivo cuando mires a otro lado.

Tengo un sentido especial para 
guardar pesadillas 
en estaciones de tren vacías.

Y mientras todo se hace pequeño
a tus pies
yo salgo corriendo
y tiro hilos de rabia a mi paso
para encontrar el camino de vuelta a casa.

Como quien hace tostadas para el desayuno
y café con leche fresca y zumo natural 
y se queda dormido a tu lado
escuchando música,
demorando el momento de dejar de oirte respirar.

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