jueves, 26 de abril de 2007

De Paul a Holly

Querida Holly, me alegra que estés bien, siempre es un placer saber de ti. Ayer, cuando volvía de intentar olvidarte, Mr. Yunioshi me dijo que dónde estabas, que le prometiste hacer esas fotos de las que tanto te insiste y le dije que habías ido a ver a tu familia. Creo que no deberías hacerte esas fotos, pero ya no intento convencerte de nada, siempre serás una cabezota.
El gato está bien, muy delgado, como tú, y siempre saltando de un lado a otro de la habitación como sin encontrar jamás su sitio, como tú.
Yo estoy peor, me quedé sin cinta en la máquina de escribir. Estaba escribiendo un cuento sobre un hombre que tropieza con un diamante azul, ya sé que son transparentes pero éste es azul, y piensa que es muy afortunado, antes si quiera de haberse agachado a recogerlo. Entonces se da cuenta de que a veces agacharse es dejar de mirar al frente perdiendo así la referencia del lugar exacto del horizonte al que se dirige. Pero inevitablemente también supone levantarse de nuevo y, quizá, elegir un camino distinto, quién sabe si mejor o no, pero distinto al fin y al cabo. Aún no lo he acabado porque, como ya te he dicho, me quedé sin cinta.
Espero que vuelvas pronto,
un beso muy fuerte,
Paul.

No hay comentarios: