martes, 18 de septiembre de 2007

La niña imantada

Tú,
que sabes lo mucho que me cuesta alzar la voz,
que sabes que mi frío me destruye,
me congela
y me ata al mecanismo de tu ausencia,
de calles pobladas de ojos ciegos,
de colores suaves,
de rincones húmedos al paso de la vida.
Tú,
que eres cuanto ya no tengo,
sílabas dormidas al contacto de tu piel,
ganas de tener tantas ganas
de tenerte,
ganas de volver a tener ganas
de volverme
y decirte lo que dije a las paredes.
Tú,
que sigues siendo,
a veces se me olvida y no me queda
más latido que soñarte
y me llenas de rencor y de alegría
por las mismas cosas.

1 comentario:

Holly Golightly dijo...

Pocas personas sienten tan caliente como tú, aunque del sentir al ser aparece el frío.Tu sangre fría es demasiado caliente como para actuar, por eso te congelas.

Cómprate una estufita.