minusvalía
Como el sur de Noruega, como el este de China.
Como todas esas cosas que esparcimos, sin mirarnos, a través de los rascacielos. Todo sigue intacto, como sin rumbo, sin tener el pulso firme, sin mapa de carreteras.
A ciegas, sin querer levantar los párpados ni la memoria, con un hilo rojo y gastado en la voz, el que te arrancaste de la falda.
En las manchas solares, apercibidas de allanamiento de conciencia, en las paredes del metro y en el timbre de tu casa.
Contemplando indiferente los vacíos del vacío del despertar, las patas de mi mesilla de noche, las piedras que traje aquel verano con formas y colores de tu piel. Desde el ruido atronador de más allá de la ventana, que la historia se repite y se da la vuelta.
Los colores atraviesan, cálidos, las rendijas que sustentan lo poco de paz que albergaba mi cama. Como todas las noches, como ninguna mañana.
2 comentarios:
Estábamos aquí escribiendo a la vez!!!!
La verdad es que no tengo ni idea de qué pasa por tu cabeza ni el 10% de las veces [*]. Sea lo que sea, me gusta...
[*] Ni por la tuya ni por la de nadie, pero lo que pasa por las de nadie no me importa.
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