Tarde a todo
No sabía que eres tú
la que gira los pestillos,
la que enciende
la lámpara de mi mesilla,
la que programa mi despertador.
No sabía que tú
marcabas las páginas
de mis libros,
ni que juntabas mis pedazos,
ni que me oías susurrar.
No sabía que eres tú
-aunque no haya otra-
la que abre la ventana,
la que lava los cubiertos,
la que estira
con poleas de frío
los pelos de mis brazos
y mantiene
verticales las paredes.
1 comentario:
¡Quién fuera ella!...
... aunque llegases tarde a todo.
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