jueves, 20 de mayo de 2010

Abismos de un par de minutos
de encontrar las palabras para decir.
Abismos de incomprensión
de estómagos bullendo
de desencuentros
de rabia
y dolor.

Abismos al contemplar lo lejos que estamos,
al ver que me queréis
pero no aceptáis quién soy.
Abismos al comprender
que lo mismo podríais decir de mi.

Abismos entre mi sitio aquí y ahora
y ese banco en ese parque
entre sol y sombra, sintiéndolo
en la piel de mis brazos,
estando entre tus brazos.

Abismos de una generación,
del no como respuesta
sin lugar a otra opción.

Abismos de trece hojitas caidas
sobre la tierra de la maceta,
de la pena de verlas.

Abismos de 250 kilómetros...
¡eso no es abismo!
¡si puedo ir corriendo y abrazarte
con sólo pensarlo y cerrar los ojos!.

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