Las firmas cutres.
Qué manía la de las parades del metro de gritarme tu nombre, por todos lados lo veo pintado, escrito, perpetrado, casi no me da tiempo a sonreír a todos. Ellos, muy caballerosos, se levantan el sombrero y saludan con un gesto. Llego tarde.
Sin remedio, cuando salgo, cuando me quedo sola, desaparecen los sombreros. Y siempre llego tarde, no tengo remedio.
Sin remedio, cuando salgo, cuando me quedo sola, desaparecen los sombreros. Y siempre llego tarde, no tengo remedio.
12 comentarios:
Paul, parece que he vuelto. Yo no tengo la culpa.
Paul, le he dejado un comentario a la clicka... es que me parto con ella!!
No sé por qué te escribo esto...
¿Estás ahí?
¡Sé que puedes oírme!
Por Dios, tienes que hacer algo conmigo, Paul.
¡Ah!, y no, no tomé tripis antes de subir al metro, ni antes de bajar tampoco.
Pero... ¿a que te ha hecho ilusión ver tantos comentarios seguidos?
Hay un ser que se está apoderando de mí,
Paul...
jajajajja
Me alegra verte tan loca como siempre. Lo sabes.
Y yo sé que no necesitas sustancias psicotrópicas para ver cosas raras en el metro.
Un besazo muy grande Holly. Pero mucho.
por cierto, es perpetrar
llámame a la ofi...que estoy solo
Me tengo que ir a clase, a perpRetar la clase, vamos...
(¡qué animalA!)...
Me siento un poco violenta irrumpiendo en esta conversación, pero gracias por esa visita... Admito que os leía en secreto, pero es que apenas leo blogs últimamente. Y sí, las galletas rancias tienen su encanto, el truco es aprender a ranciarlas lo bastante antes de meterlas en el horno :)
Clicka!!
Qué ilusión, hace mucho que te seguimos, pero nosotros leemos en secreto casi todo. Hasta las instrucciones de la lavadora.
Un beso!
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