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Acabo de ver un trozo de una película en la que salía, porque decir “actuaba” me parece demasiado, la hermana mayor y fea de Demi Moore. El film es del año 1999 y no sé cómo se llamará la hermana, porque en el periódico aparecía el nombre de Demi. Debe tratarse de un error. También en el periódico he leído que ha fallado la vacuna para el virus de SIDA sobre la que había puestas tantas esperanzas. Supongo que hoy Nureyev no bailará en el cielo. Y es que hay enfermedades muy raras. No hablo de la de Demi, porque parece sentarle bien, aunque habría que mirar por debajo de su piel para ver qué tal luce. Hablo de la de Nureyev, o de la pedofilia que se puede ver en el cerebro, hablo también de esa enfermedad que, hoy de nuevo, está de moda en periódicos y revistas, está de moda en pasarelas y anuncios, la enfermedad de Isabella Caro. Esta moda deja impresas imágenes impactantes en nuestra memoria, imágenes que vemos una y otra vez, aunque en el fondo las repudiemos.
Lo que no está tan claro es el efecto que la moda de hoy, esas fotos, esa campaña publicitaria, ¡todo es publicidad, señores!, puede tener sobre los propios enfermos. Esos enfermos que escriben en foros trucos para disimular su enfermedad, tácticas para debilitarse, estrategias para que la enfermedad les invada más. Enfermos que están enfermos, que toman como modelo a seguir a la maniquí más escuálida. No está tan claro el efecto que tendrá en los familiares de los enfermos que tienen que ver esos cuerpos arrollados a diario, sin poder hacer nada para frenar la devastación, y ahora contemplar otro más, pero esta vez en un catálogo de una revista de moda.
No os voy a mandar las fotos, amigos, si no las habéis visto todavía mejor para vosotros, pero os digo que si queréis conocer a la “protagonista” de muchos artículos de hoy visitéis http://isabellecomedienne.vox.com/ su página web. Cuesta imaginársela con seis kilos menos, me alegro de que los haya engordado, seguro que está más guapa así y que conseguirá curarse.
P. D.: Sigo sin poner en orden mis cuentas, no consigo ahorrar, por muchos billetes de 50€ que me den para ir al tocador. Y para eso ¿hay cura doctor?. Oigo la berrea de los ciervos desde mi casa, ¿en qué se está convirtiendo Nueva York?.